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viernes, 9 de enero de 2015

Cine político-social. Themroc, el cavernícola urbano.


Cartel de la película para su estreno en España en 1979

Recordamos en esta entrada una película francesa de 1973, estrenada en España con poco éxito en 1979. Una película absolutamente irreverente, provocativa, corrosiva y, por supuesto, muy polémica. Es posible que alguno critique que podamos etiquetar la película como cine "político-social", pero independientemente de que nos guste o no, Themroc es una crítica política y social. 


De la ficha de filmaffinity.com:
Título original: Themroc
Año: 1973
Duración: 110 min.
País: Francia 
Director: Claude Faraldo
Guión: Claude Faraldo
Reparto: Michel Piccoli, Béatrice Romand, Marilù Tolo, Francesca Romana Coluzzi, Jeanne Herviale, Patrick Dewaere, Miou-Miou
Género: Comedia | Comedia negra


Sinopsis (Vigne):
Un obrero se levanta una mañana para acudir a su trabajo habitual. Aparentemente todo transcurre es una repetitiva monotonía cotidiana. Un sentimiento de absurdo se va apoderando del protagonista, que acaba tomando la drástica decisión de abandonar su trabajo, animado por un arrebato que le conduce a transformarse en una especie de cavernícola. Llega incluso a perder el lenguaje, recurriendo a gestos y gritos para expresarse. Destruye su apartamento para transformarlo en una cueva y, en su regresión, quiebra el tabú del incesto al tener relaciones sexuales con su hermana. Poco a poco contagia a sus vecinos y la intervención policial se salda con un metafórico sacrificio ritual: el protagonista caza un policía y lo asa en una barbacoa para comérselo.


Claude Faraldo (París, 1936 - 2008). Foto: Patrice Terraz


Comentario (Vigne):

Desde luego se trata de una película muy polémica, que levantó en su momento ampollas antes de ser condenada al silencio.

Cuando se habla de cine político-social prácticamente nunca escucharéis la mención a una obra que pasó bastante desapercibida cuando se estrenó en 1973: Themroc. Recuerdo su estreno en España en 1979 en los cines Alphaville de Madrid. En las otras salas de estos cines estrenaban El árbol de los zuecos (una bellísima película de Ermanno Olmi), El amigo americano y Alicia en las ciudades (ambas de Wim Wenders). Sin embargo la película de Faraldo estuvo muy poco tiempo en cartelera y luego durante años no volví a saber de la misma hasta que pude verla de nuevo en Internet. 

Sin duda Themroc fue una película maldita, políticamente incómoda para la mayoría; subversiva en el más extremo sentido de la palabra; anarquista en tanto que negación de todo orden y sistema normativo impuestos... La oposición Naturaleza/Cultura se resuelve en Themroc en favor de la primera, a través de la negación del orden cultural contemplado como alienación, y de la regresión a un estado de naturaleza primitiva contemplado como liberación de la represión y opresión. Themroc es una película ácida que a través del surrealismo cuestiona el orden político, social, económico y cultural. Y lo cuestiona no desde la propuesta de un nuevo orden, sino del anti-orden, del no-orden.

Encontraremos en Themroc una dura crítica a la alienación en el trabajo que provoca el sistema capitalista. Los trabajadores apenas son carne humana, una mercancía más. Pero además el propio sistema se encarga de fragmentar cualquier sentimiento de unidad de clase, al establecer jerarquías laborales y relaciones que son vividas desde un falso antagonismo por los trabajadores. En la película esto se refleja en la oposición entre los trabajadores de "cuello azul", los que realizan un trabajo manual, y los de "cuello blanco", que normalmente realizan su trabajo en un entorno de oficina (ver en Wikipedia la distinción).

Un sistema de relaciones laborales que acaba impregnando de su alienación la forma de vida de los trabajadores: el hombre-máquina lo es también fuera del trabajo, en su vida doméstica y social. Una de las metáforas a las que se recurre es precisamente la colmena humana que forman los grises edificios en los que viven en trabajadores en sus barrios, cada cual en una celda de la colmena que es idéntica a las demás y en las que los trabajadores viven como una especie de prisioneros. En su rebelión, Themroc transforma su casa en una cueva, provocando un efecto de contagio.

Pero la corrosiva crítica social de Themroc va mucho más allá, al plantear la represión sexual que proyecta la sociedad burguesa y sus convencionalismos. Es entonces cuando aparece una segunda metáfora importante en al película: la ruptura del tabú del incesto entre el protagonista y su hermana. Siempre he visto esta parte desde una interpretación metafórica, ya que a través de esta quiebra en realidad lo que se nos está planteando (de manera hiperbólica) es la represión del deseo en aras de la moral impuesta. Al diluirse el formato cultural que moldea el instinto, el deseo comienza a materializarse libremente. 

Themroc cruza el umbral de lo políticamente admisible al transformar su piso en una cueva (un momento que me recuerda a una de las críticas que hace el jefe samoano en Los papalagi, cuando narra cómo son los habitáculos del hombre blanco). Es entonces cuando se activa el mecanismo político represivo, representado por los antidisturbios que acuden para reprimirlo y protegerlo de sí mismo. Por otro lado, la intervención policial está justificada por esta conducta anti-social del protagonista pero, sobre todo, porque anima a sus vecinos a que hagan lo mismo y sus acciones comienzan a contagiarlos, convirtiéndose así en un foco subversivo que amenaza el orden establecido.

Es entonces cuando la película nos ofrece la última de sus magníficas metáforas: Themroc, transformado ya en cavernícola, sale de su cueva, "caza" un policía y lo sube a la cueva para cocinarlo como cena, haciendo una barbacoa como si el policía fuese un cerdo para asar (ver el último fotograma al final de esta entrada). La quiebra del tabú del canibalismo sugiere una metáfora surrealista que debemos interpretar como respuesta al aparato represivo del Poder, y también desde el trasfondo crítico que supone equiparar a un policía con un cerdo. 

En suma, Themroc es una película cargada de simbolismo, de metáforas hiperbólicas convertidas en crítica política y social. Nada más expresivo que los gritos salvajes y contagiosos con los que termina la película y que se propagan por el barrio.

A pesar de todo, y pese a que quizás nunca fue la intención de Faraldo, la película no deja de destilar un cierto "elitismo" (quizás no sea la palabra adecuada), ya que el foco es una clase obrera que no deja de ser privilegiada en relación con el lumpemproletariado, con los desempleados, con los marginales sociales. Por debajo del trabajador explotado y alienado, es donde realmente está lo más dramático del infierno humano. Un lumpen al que tan siquiera se le menciona en este tipo de críticas. Y es que ya lo decía un elitista Pablo Iglesias Turrión en su gloriosa metedura de pata, cuando se refería a "un grupo de lúmpenes, de gentuza de clase mucho más baja que la nuestra".

Una clase trabajadora privilegiada también si la comparamos con la actual, enfrentada a condiciones mucho más duras y difíciles, sometida a la depredación de una clase capitalista que ya no tiene miedo a los trabajadores después de la desaparición del bloque socialista. La comparación entre aquella clase trabajadora de los 70 con la actual, posiblemente sea un aspecto que el visionado de la película induzca a establecer: desde luego hoy en día, solo un trabajador muy privilegiado podría permitirse renunciar al trabajo (si lo tiene).

En resumidas cuentas, Themroc me parece recomendable por lo que tiene de crítica corrosiva. Pero no está de más recordar que este discurso fílmico de Faraldo, no deja de ser una expresión de cierto tipo de nihilismo fácil (y en el fondo muy burgués), hijo del mayo del 68 (aunque Faraldo diga que no) y que finalmente condujo a reforzar los cimientos del sistema.  



La película en Youtube

La copia no es de calidad pero es lo que hay: 


Otra copia de calidad similar: https://www.youtube.com/watch?v=xY2kOnsFGfo
Encontrareis también en Youtube una calidad superior a estas dos copias pero fraccionada en partes. Estos son los enlaces: parte 1, parte 2, parte 3, parte 4, parte 5, parte 6, parte 7parte 8.


Fragmento de la entrevista que Fernando Trueba le hizo a Claude Faraldo a propósito del estreno de Themroc en España (marzo de 1979), publicada en El País, 16 de marzo de 1979.

(...)

-¿Cómo llegó usted a hacer películas?
-Yo carezco de lo que se llama una cultura, una formación intelectual. Desde los trece años he trabajado. He sido camionero y militaba políticamente. Fue durante una huelga que decidí romper con el partido y más tarde deje; el trabajo. Anduve de un lado para otro, sin hacer nada, viviendo.
Conocí a una mujer que me dijo: «¿Por qué no dejas de hablar y todas esas cosas que estás siempre contando las pones en un guión? Yo tú ayudaré.» Así escribí mi primer guión. Mi primera película no quise que se viera porque me di cuenta de que era una película esteticista, en la que había intentado hacer arte, hacer bonitas imágenes. Y creo que no hay que hacer esto. Hay que hacer películas que demuestren a la gente que ellos también pueden hacerlas, que hacer cine no es tan difícil y que no se necesita ninguna cultura ni preparación especial para hacer una película. Mayo del 68 había permitido que se estrenase una obra teatral mía y esto hizo que se hablara algo de mí. Gracias a ello pude realizar Bof!

-¿Considera que sus películas ilustran de alguna manera el espíritu del mayo francés?
-No. He hecho mis películas a partir de ahí. Mayo del 68 me permitió hacerlas porque entonces hubo un gran período de crisis y confusión. Los comerciantes del cine no sabían qué era lo que le gustaba a la gente, estaban confundidos, gracias a eso pude hacer un filme como Themroc, desgraciadamente eso pasó. Ahora sería imposible rodar un filme así en Francia, sin diálogos, sin música, etcétera.

-¿Está contra la qualité habitual del cine francés?
-Absolutamente. Hay que hacer un cine que sirva a la gente para algo. Las películas de Bergman no sirven ni siquiera a los intelectuales, puesto que les cuentan historias que ellos conocen de sobra. Historias mezquinas del tipo «Te quiero, luego, ¡me debes algo!», es un cine burgués, sobre culpabilidades cristianas desfasadas, un cine que va contra la libertad del individuo. Y Bergman tiene talento, es un gran técnico, pero trafica con viejas ideas, que ya no tienen sentido. Sus películas tienen una factura considerable. Bergman no hace cine para que los demás puedan hacerlo o imitarle, el cine de Bergman, me dice: «Usted ocúpese de cargar cajas, que el cine ya lo hago yo». No soy un cinéfilo, apenas voy al cine. De todas formas, hay películas que me gustan. Por ejemplo, Milos Forman, amigo mío desde hace muchos años, ha hecho un filme estupendo en América -Alguien voló sobre el nido del cuco-, en que la gente se detiene en el lado psicológico y clínico de la historia. Yo paso de eso completamente, lo que me gusta es que ese filme es América, tal y como Forman la ve. Ultimamente, muchas cosas han cambiado. Hace años, un obrero dejaba de trabajar y sentía vergüenza, ya no era nadie. Ahora te encuentras a un tipo que te dice: «Llevo dos años en paro y voy a intentar renovarlo por un año más», y esto está muy bien. Én Themroc hablo de esto. También hablo de que hacer el amor con tu hermana está muy bien, si ella está de acuerdo. Hay que acabar con los viejos tabúes burgueses. Yo descubrí la libertad muy tarde. Me refiero a tu libertad individual, íntima, que es muy importante.
(...)


Algunos fotogramas








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