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sábado, 29 de noviembre de 2014

Comentarios al discurso de Putin en Valdai


Comentarios al discurso de Vladímir Putin en el XIº Encuentro Internacional del Club Valdai, 24 de octubre de 2014, en Sochi (Rusia).




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"Putin: un discurso histórico"
Por Atilio Boron 
http://www.atilioboron.com.ar/2014/11/26.html
Blog: www.atilioboron.com.ar

Atilio Alberto Boron.
 Foto: perfil de Facebook
Intelectual del Partido Comunista de la Argentina (PCA)Atilio Alberto Borón (Buenos Aires, 1943) es politólogo y sociólogo. PhD en Ciencia Política por Harvard (1976), es Profesor Regular Titular de Teoría Política y Social en la Universidad de Buenos Aires (UBA), e investigador del IEALC (Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe). De orientación marxista, se ha destacado como un intelectual "con una apuesta política clara de compromiso con el socialismo para América Latina". Entre los galardones recibidos figura (2009) el Premio Internacional José Martí, por su contribución a la unidad e integración de los países de América Latina y el Caribe. [Fuente y leer más: flacsochile.org]







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Hay discursos que sintetizan una época. El que pronunciara Winston Churchill en el Westminster College, en Missouri, en Marzo de 1946 es uno de ellos. Allí popularizó la expresión “cortina de hierro” para caracterizar a la política de la Unión Soviética en Europa y, según algunos historiadores, marcó con esa frase el inicio de la Guerra Fría. Antes, en Abril de 1917, un breve discurso de Lenin al llegar de su exilio suizo a la Estación Finlandia de San Petersburgo anunciaba, ante la sorpresa de su entusiasta audiencia animada por los acordes de La Marsellesa, que la humanidad estaba pariendo una nueva etapa histórica, pronóstico que habría de confirmarse en Octubre con el triunfo de la Revolución Rusa. En Nuestra América, un papel semejante cumplió “La historia me absolverá”, el célebre alegato con el que, en 1953, el joven Fidel Castro Ruz se defendió de las acusaciones del dictador cubano Fulgencio Batista por el asalto al Cuartel Moncada.

 En esta línea habría que agregar el discurso pronunciado por Vladimir Putin el 24 de Octubre de este año en el marco del XIº Encuentro Internacional de Valdai, una asociación de políticos, intelectuales y gobernantes que anualmente se reúnen para discutir sobre la problemática rusa y, en esta ocasión, la preocupante situación mundial. Las tres horas insumidas por el discurso de Putin y su amplio intercambio de opiniones con algunas personalidades de la política europea -entre ellos el ex primer ministro de Francia, Dominique de Villepin y el ex canciller de Austria Wolfgang Schuessel- o con académicos de primer nivel, como el gran biógrafo de Keynes, Robert Skidelsky, fue convenientemente ignorado por la prensa dominante. El líder ruso habló claro, sin medias tintas y abandonando de partida el lenguaje diplomático. Es más, al inicio de su discurso recordó la frase de uno de ellos que decía que “los diplomáticos tienen lenguas para no decir la verdad” y que él estaba allí para expresar sus opiniones  de manera franca y dura para, como ocurriera después, confrontarlas con las de sus incisivos interlocutores a quienes también les hizo unas cuantas preguntas . Discurso ignorado, decíamos, porque en él se traza un diagnóstico realista y privado de cualquier eufemismo para denunciar el aparentemente incontenible deterioro del orden mundial y los diferentes grados de responsabilidad que les cabe a los principales actores del sistema. Como de eso no se debe hablar, y como el mundo tiene un líder confiable y eficaz en los Estados Unidos piezas oratorias como las de Putin merecen ser silenciadas sin más trámites. Un breve comentario en el New York Times al día siguiente, con énfasis en algunos pasajes escogidos con escandalosa subjetividad; algunas notas más con las mismas características en el Washington Post y eso fue todo. El eco de ese discurso en América Latina, donde la prensa en todas sus variantes está fuertemente controlada por intereses norteamericanos,  fue inaudible. Por contraposición, cualquier discurso de un ocupante de la Casa Blanca que asegure que su país es una nación “excepcional” o “indispensable”, o que difame a líderes o gobiernos que no caen de rodillas ante el mandato estadounidense corre mucha mejor suerte y encuentra amplísima difusión en los medios del “mundo libre”. 

¿Qué dijo Putin en su intervención? Imposible reseñar en pocas páginas su discurso y las respuestas a los cuestionamientos hechos por los participantes. Pero, con el ánimo de estimular una lectura de ese documento resumiríamos algunas de sus tesis como sigue a continuación.

Primero, ratificó sin pelos en la lengua que el sistema internacional atraviesa una profunda crisis y que contrariamente a relatos autocomplacientes -que en Occidente minimizan los desafíos del momento- la seguridad colectiva está en muy serio peligro y que el mundo se encamina hacia un caos global. Opositores políticos quemados vivos en el sótano del Partido de las Regiones por las hordas neonazis que se apoderaron del gobierno en Ucrania, el derribo del vuelo MH17 de Malasya Airlines por parte de la aviación ucraniana y el Estado Islámico decapitando prisioneros y blandiendo sus cabezas por la Internet son algunos de los síntomas más aberrantes de lo que según un internacionalista norteamericano, Richard N. Haass, es la descomposición del sistema internacional que otros, situados en una postura teórica y política alternativa, como Samir Amin, Immanuel Wallerstein, Chalmers Johnson y Pepe Escobar, prefieren denominar “imperio del caos.”  Esta ominosa realidad no se puede ocultar con bellos discursos y con los trucos publicitarios a los cuales son tan afectos Washington y sus aliados. El desafío es gravísimo y sólo podrá ser exitosamente enfrentado mediante la cooperación internacional, sin hegemonismos de ningún tipo.

Segundo, en su exposición Putin aportó un detallado análisis del decadente itinerario transitado desde la posguerra hasta el fin de la Guerra Fría, el surgimiento del fugaz unipolarismo norteamericano y, en su curva descendente después del 11-S,  las tentativas de mantener al actual (des)orden internacional por la fuerza o el chantaje de las sanciones económicas como las aplicadas en contra de Cuba por más de medio siglo, Irak, Irán, Corea del Norte, Siria, Costa de Marfil y ahora Rusia. Un orden que se cae a pedazos y, como lo anunciaba el título del Encuentro, que se debate entre la creación de nuevas reglas o la suicida aceptación de la fuerza bruta como único principio organizador del sistema internacional. De hecho nos hallamos ante un mundo sin reglas o con reglas que existen pero que son pisoteadas por los actores más poderosos del sistema, comenzando por Estados Unidos y sus aliados, que dan por desahuciada a las Naciones Unidas sin proponer nada a cambio.  La Carta de las Naciones Unidas y las decisiones del Consejo de Seguridad son violadas, según Putin, por el autoproclamado líder del mundo libre con la complicidad de sus amigos creando así una peligrosa “anomia legal” que se convierte en campo fértil para el terrorismo, la piratería y las actividades de mercenarios que ora sirven a uno y luego acuden a prestar sus servicios a quien le ofrece la mejor paga. Lo ocurrido con el Estado Islámico es paradigmático en este sentido.

Tercero, Putin recordó que las transiciones en el orden mundial “por regla general fueron acompañadas si no por una guerra global por una cadena de intensos conflictos de carácter local.” Si hay algo que se puede rescatar del período de la posguerra fue la voluntad de llegar a acuerdos y de evitar hasta donde fuese posible las confrontaciones armadas. Hubo, por cierto, muchas, pero la temida guerra termonuclear pudo ser evitada en las dos mayores crisis de la Guerra Fría: Berlín en 1961 y la de los misiles soviéticos instalados en Cuba en 1962. Posteriormente hubo importantes acuerdos para limitar el armamento nuclear. Pero esa voluntad negociadora ha desaparecido. Lo que hoy prevalece es una política de acoso, de bullying, favorecida por un  hipertrofiado orgullo nacional con el cual se manipula a la opinión pública que así justifica que el más fuerte –Estados Unidos- atropelle y someta a los más débiles. Si bien no menciona el dato, en el trasfondo de su discurso se perfila con claridad la preocupación por la desorbitada expansión del gasto militar estadounidense que, según los cálculos más rigurosos, supera el billón de dólares (o sea, un millón de millones de dólares) cuando al desintegrarse la Unión Soviética los publicistas del imperio aseguraron urbi et orbi que el gasto militar se reduciría y que los así llamados “dividendos de la paz” se derramarían en programas de ayuda al desarrollo y combate a la pobreza. Nada de eso tuvo lugar.

Cuarto, al declararse a sí mismos como vencedores de la Guerra Fría la dirigencia norteamericana pensó que todo el viejo sistema construido a la salida de la Segunda Guerra Mundial era un oneroso anacronismo. No propuso un “tratado de paz”, en donde se establecieran acuerdos y compromisos entre vencedores y vencidos, sino que Washington se comportó como un “nuevo rico” que, embriagado por la desintegración de la Unión Soviética y su acceso a una incontestada primacía mundial, actuó con prepotencia e  imprudencia y cometió un sinfín de disparates.  Ejemplo rotundo: su continuo apoyo a numerosos “combatientes de la libertad” reclutados como arietes para producir el “cambio de régimen” en gobiernos desafectos y que a poco andar se convirtieron en “terroristas” como los que el 11-S sembraron el horror en Estados Unidos o los que hoy devastan a Siria e Irak. Para invisibilizar tan gigantescos errores la Casa Blanca contó con “el control total de los medios de comunicación globales (que) ha permitido hacer pasar lo blanco por negro y lo negro por blanco.” Y, en un pasaje de su discurso Putin se pregunta: “¿Puede ser que la excepcionalidad de los Estados Unidos y la forma como ejerce su liderazgo sean realmente una bendición para todos nosotros, y que su continua injerencia en los asuntos de todo el mundo esté trayendo paz, prosperidad, progreso, crecimiento, democracia y simplemente tengamos que relajarnos y gozar? Me permito decir que no.”

Quinto, en diversos tramos de su alocución y del intercambio de preguntas y respuestas con los participantes Putin dejó sentado muy claramente que Rusia no se cruzará de brazos ante las amenazas que se ciernen sobre su seguridad nacional. Utilizó para transmitir ese mensaje una elocuente metáfora para referirse, indirectamente, a los planes de la NATO de rodear a Rusia con bases militares y para responder a las inquietudes manifestadas por algunos de los presentes acerca de una eventual expansión imperialista rusa. Dijo que en su país se le tiene gran respeto al oso “amo y señor de la inmensidad de la taiga siberiana, y que para actuar en su territorio ni se molesta en pedirle permiso a nadie. Puedo asegurar que no tiene intenciones de trasladarse hacia otras zonas climáticas porque no se sentiría cómodo en ellas. Pero jamás permitiría que alguien se apropie de su taiga. Creo que esto está claro.” Esta observación fue también una respuesta a una caracterización muy extendida en Estados Unidos y Europa que menosprecia a Rusia -y antes a la Unión Soviética- como “un Alto Volta (uno de los países más pobres y atrasados de África) con misiles”. Sin dudas que el mensaje fue muy claro y despojado de eufemismos diplomáticos, en línea con su confianza en la fortaleza de Rusia y su capacidad para sobrellevar con patriotismo los mayores sacrificios, como quedó demostrado en la Segunda Guerra Mundial.  Dijo textualmente: “Rusia no se doblegará antes las sanciones, ni será lastimada por ellas, ni la verán llegar a la puerta de alguien para mendigar ayuda. Rusia es un país autosuficiente.”

En síntesis: se trata de uno de los discursos más importantes sobre el tema pronunciado por un jefe de estado en mucho tiempo y esto por muchas razones. Por su documentado y descarnado realismo en el análisis de la crisis del orden mundial, en donde se nota un exhaustivo conocimiento de la literatura más importante sobre el tema producida  en Estados Unidos y Europa, refutando en los hechos las reiteradas acusaciones acerca del “provincianismo” del líder ruso y su falta de contacto con el pensamiento occidental. Por su valentía al llamar las cosas por su nombre e identificar a los principales responsables de la situación actual. Ejemplo: ¿quién arma, financia y recluta a los mercenarios del EI? ¿Quién compra su petróleo robado de Irak y Siria, y así contribuye a financiar al terrorismo que dicen combatir? Preguntas estas que ni el saber convencional de las ciencias sociales ni los administradores imperiales jamás se las formulan, al menos en público. Y que son fundamentales para entender la naturaleza de la crisis actual y los posibles caminos de salida. Y por las claras advertencias que hizo llegar a quienes piensan que podrán doblegar a Rusia con sanciones o cercos militares, como nos referíamos más arriba. Pero, a diferencia del célebre discurso de Churchill, al no contar con el favor del imperio y su inmenso aparato propagandístico camuflado bajo los ropajes del periodismo el notable discurso de Putin ha pasado desapercibido, por ahora. A cien años del estallido de la Primera Guerra Mundial y a veinticinco de la caída del Muro de Berlín Putin arrojó el guante y propuso un debate y esbozó los lineamientos de lo que podría ser una salida de la crisis. Ha pasado algo más de un mes y la respuesta de los centros dominantes del imperio y su mandarinato ha sido un silencio total. Es que no tienen palabras ni razones, sólo armas. Y van a continuar tensando las cuerdas del sistema internacional hasta que el caos que están sembrando revierta sobre sus propios países. Nuestra América deberá estar preparada para esa contingencia.

Atilio Boron
Publicado en www.atilioboron.com.ar, 26-11-2014
http://www.atilioboron.com.ar/2014/11/26.html



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Las conclusiones de los últimos debates del Club Valdai.
Vladimir Putin abogó por la creación de un nuevo sistema internacional
Por Telma Luzzani
Blog: telmaluzzani.blogspot.com.es
http://tiempo.infonews.com/nota/137835/vladimir-putin-abogo-por-la-creacion-de-un-nuevo-sistema-internacional


Telma Luzzani
Telma Araceli Luzzani (Buenos Aires, 1951), es escritora, docente y periodista. Autora de libros como Territorios vigilados. Cómo opera la red de bases militares norteamericanas en Sudamérica (2012, Buenos Aires, Ed. Debate) y Venezuela y la revolución. Escenarios de la Era Bolivariana (Buenos Aires, 2008, Ed. Capital Intelectual).





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El foro de discusión nacido en 2004 por iniciativa de intelectuales, economistas y políticos rusos fue el escenario que eligió el mandatario para lanzar duras críticas hacia Estados Unidos y destacar la crisis de las instituciones globales.

Los aniversarios siempre invitan a hacer balances. En 2014, a 100 años de la Primera Guerra Mundial y a 25 de la caída de Muro de Berlín, el arqueo del mundo da negativo porque, lejos de lo prometido, ni la relación entre las naciones es más estable, ni la humanidad vive en un mundo mejor, ni la paz es un horizonte posible. Por el contrario, hoy las leyes internacionales se transgreden, las instituciones globales están en crisis y las guerras se prolongan sin solución.

Este escenario de incertidumbre fue el eje central de los debates del Club Valdai, un grupo de discusión nacido en 2004 por iniciativa de intelectuales, economistas y políticos rusos. Este año, el encuentro no fue en la ciudad de Valdai –famosa por su impactante Catedral del siglo XVII– sino en un hotel enclavado a 1400 metros de altura, en las montañas del Cáucaso, a unos 50 kilómetros de Sochi, la ciudad donde se realizaron los Juegos Olímpicos de Invierno.

Fueron tres días de discusiones intensas y de muy alto nivel. Bajo la consigna "El orden mundial: ¿nuevas reglas o ninguna regla?", se debatieron desde cuestiones muy concretas como la situación en Ucrania o la crisis económica en Europa hasta temas más teóricos como el formato de los futuros liderazgos mundiales o hacia qué tipo de multipolaridad va el mundo. En muchas mesas se trataron asuntos que sonaban ajenos a los oídos del Sur (como el de las armas nucleares) pero en otras, se planteaban discusiones que bien podrían haber surgido en la CELAC o en Unasur: las violaciones contra la soberanía de países débiles o el incumplimiento por parte de algunas potencias de las decisiones de Naciones Unidas aparecieron una y otra vez como un problema serio contra el equilibrio global.

Los momentos cumbre fueron las entrevistas con altos cargos rusos. El primer día se conversó con el jefe de gabinete, Viascheslav Volodin. El segundo, el canciller Serguei Lavrov proporcionó información de primera línea sobre los principales sucesos internacionales. Finalmente, el último día, el mismísimo presidente Vladimir Putin dio su opinión sobre los puntos más vulnerables del actual orden mundial y respondió las preguntas del selecto auditorio del Club.

"Tenemos que discutir a fondo, sin tapujos, las razones por las que el mundo es cada vez más inseguro y menos predecible", rompió el hielo el presidente. "Lamentablemente hoy el sistema global ya no es una garantía de protección frente a las actuales turbulencias mundiales. El sistema internacional está seriamente debilitado. Las Naciones Unidas y el resto de las instituciones que hoy nos contienen fueron creados después de la Segunda Guerra Mundial. Fueron diseñados para un mundo bipolar y, como sabemos, ese mundo ya no existe. Es necesario, entonces, reconstruir el sistema de manera racional, adaptándolo a las nuevas realidades y a las nuevas relaciones internacionales."

En ese futuro sistema a Rusia no le interesa –según Putin– ningún liderazgo. “Ser un superpotencia sería una carga extra para nosotros. Tenemos un territorio inmenso. Necesitamos utilizar nuestro tiempo, energía y recursos en crecer, en diversificar nuestra economía, en abocarnos a la sustitución de importaciones y en desarrollar las zonas poco pobladas. No necesitamos involucrarnos en temas ajenos ni darlesórdenes a otros sobre lo que tienen que hacer. Pero, cuidado, tampoco vamos a permitir que nadie se meta en nuestros asuntos." 

El mensaje soberano se reiteró a lo largo de los tres días. De diferentes maneras, los rusos admitieron que las sanciones impuestas por Europa y Estados Unidos, por el caso de Ucrania, los estaban perjudicando económicamente pero también subrayaron una y otra vez que si el castigo tenía como fin debilitar a Rusia o afectar el liderazgo de Putin, se equivocaban. "Cuanto más agredan al país, más se une y se fortalece el pueblo ruso", repetían. Pruebas al canto: desde la imposición de sanciones la popularidad del presidente ruso se disparó al 80 por ciento.

Sin anestesia, las palabras más duras de Putin estuvieron reservadas para Estados Unidos, a quien acusó de ignorar las leyes internacionales y generar, con sus acciones irresponsables, la compleja situación global. "Perdón por la analogía –dijo el presidente- pero quienes se autodenominaron triunfadores de la Guerra Fría actuaron como nuevos ricos. De repente se encontraron con una enorme cantidad de poder y en lugar de administrarlo sabiamente, incluso para su propio beneficio, lo dilapidaron cometiendo muchas locuras: presionando y forzando un rediseño mundial ajustado sólo a sus necesidades e intereses. La objetividad y la justicia fueron sacrificadas en el altar de la conveniencia política. Las interpretaciones arbitrarias remplazaron a las normas legales. Y el control global de los medios de comunicación es usado para confundir a millones de personas, haciéndoles creer que lo blanco es negro y lo negro, blanco."

Entre el auditorio, como invitados a debatir, se encontraban académicos de las más prestigiosas universidades (Moscú, Tokyo, Tel Aviv, Georgetown, Londres y Shangai, entre otras); investigadores de centros de estudio; miembros del parlamento británico, ex asesores de la Casa Blanca, integrantes de think tanks, historiadores, filósofos y periodistas (Rossiya TV, Le Figaro, Wall Street Journal, The Guardian, BBC, Der Speigel, entre otros). También estuvieron el embajador iraní en Moscú, Mahdi Sanaei, el ex primer ministro de Francia, Dominique de Villepin, y el ex canciller ruso Igor Ivanov, quien participó como invitado en la cumbre de Mercosur en 2003. En total había más de un centenar de personas de 30 países diferentes (India, Turquía, Egipto, los territorios palestino, Canadá, Corea del Sur, entre otros) en su mayoría de perfil conservador en lo político y neoliberal en lo económico. Quien escribe era la única representante de Sudamérica y del hemisferio sur del planeta.

La situación en Siria, en Irak y el avance del Ejército Islámico (EI) en zonas petroleras de Oriente también fueron tema de debate y de severas acusaciones por parte del Kremlin contra la Casa Blanca. "El presidente Obama ahora dice que EI es una amenaza. Pero ¿quién los armó cuando peleaban contra el presidente sirio?", retrucó Putin a una ex asesora en seguridad del presidente Bill Clinton cuando ella se quejó de las críticas rusas a la política exterior norteamericana. "Creo que su país tuvo una política miope e incompetente, sin base en la realidad", continuó Putin. "La supuesta oposición democrática y civilizada de Siria estaba, en gran parte, compuesta por mercenarios que pelean por dinero y que van a donde les pagan más. Yo escuché cuánto les pagan. Occidente les dio armas y asesoramiento y ¿qué pasó? Cuando el EI les ofreció más dinero, se fueron con ellos. ¿La Casa Blanca no podía prever eso? Ahora el EI copó campos petroleros en Irak y Siria. Están produciendo petróleo y contrabandeándolo a 30 o 60 dólares el barril. ¿Quiénes se lo compran? ¿Quiénes lo transportan? ¿Por qué no hay sanciones contra los que realizan esas actividades? ¿No sabe EE UU que están involucrados sus aliados? ¿No tienen poder para presionarlos o no quieren hacerlo?" Probablemente, Putin se refería como "aliado" a Arabia Saudita.

Las críticas no terminaron ahí. El presidente analizó con la misma crudeza los acontecimientos en Libia, en Irak y hasta en la ex Yugoslavia. "Las acciones unilaterales se han vuelto frecuentes en la política norteamericana. Luego buscan aliados en un intento de armar una coalición para que no parezca unilateral. Nos oponemos a este tipo de política que creemos errada y dañina, incluso para el liderazgo y prestigio de EE UU.”

En más de una ocasión, el líder ruso aprovechó las preguntas para mandar mensajes a Washington. "Nosotros no queremos ni buscamos confrontación. Pero si respetaran nuestros intereses evitarían muchos problemas. Y respetar significa no presionar haciendo uso de su excepcional poder económico y militar."

Con un tono siempre distendido y amable, Putin se dio incluso el lujo de enviarles recomendaciones. "Le pido que haga llegar al presidente, al secretario de Estado  y otros funcionarios mis palabras", le dijo a la ex asesora del poderoso Consejo de Seguridad Nacional presente en la sala. "Creo que los pueblos ruso y el norteamericano tienen muchos y profundos intereses estratégicos en común y es en nombre de ellos que necesitamos construir  una base común. Pero EE UU no puede estar buscando chivos expiatorios por sus propios errores. Tienen que revisar sus permanentes deseos de dominación. Tienen que dejar de envenenar la mente de millones de personas con la idea de que hay una sola política posible en EE UU y que esa es la política de la ambición imperial."

Después de 72 horas de debates maratónicos la pregunta sobre "El orden mundial: ¿nuevas reglas o ninguna regla?" no tenía una única respuesta. Todos coincidían en que el sistema internacional está atravesando una profunda transformación de consecuencias impredecibles. Pero para los europeos y norteamericanos, la vigencia del liderazgo de EE UU no está en discusión y las instituciones internacionales vigentes (ONU, OTAN, FMI, etc.) y sus reglas siguen siendo válidas "aunque hay que utilizarlas mejor". En cambio, para la mayoría, el mundo marcha hacia la multipolaridad. Para el investigador Chen Dongxiao, presidente del Instituto de Estudios Internacionales de Shangai, China, por su tradición confusionista, propone tener en cuenta la diversidad de concepciones políticas ("el modelo occidental no es el único") y los diferentes intereses así como las asimetrías entre países fuertes y débiles. "Hay que crear mecanismos de balance", sostuvo.

Finalmente, dilucidar qué tipo de multipolaridad nos espera, qué naciones o grupos podrán componerla y qué pasará con aquellos países (la mayoría) que no puedan convertirse en polos de poder, fueron las cuestiones que quedaron abiertas. Hay mucho trabajo por delante para encontrar las respuestas. 

La frase
Superpotencia
"Ser una superpotencia sería una carga extra para nosotros. Tenemos un territorio inmenso."

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2 comentarios:

  1. De nada sirve que EE.UU llene el mar de China de buques de guerra o que acerque tropas a las fronteras rusas que ya tendrán respuesta. Hay otra guerra en marcha mucho más importante, que es la creación de un bloque financiero internacional independiente que impulsan Rusia y China.

    Rusia, China y los países centroasiáticos sacaron hace unos años un comunicado: “ningún modelo económico, político, cultural puede imponerse al 88% de la población mundial que vive al margen del eje euro-atlántico”.

    Todo apunta a que BRICS seguirá creciendo y que Irán, aliado de Rusia, va a jugar un papel importante. Se trabaja para abandonar el dólar en los pagos de los intercambios. El Banco de BRICS está dotado con 100 mil millones de dólares destinados a financiar proyectos de infraestructura no proyectos especulativos.

    Respecto a la República de Donbass o Novorrosiya, Ucrania ha aceptado la autonomía de esas regiones. Lo que está pendiente y llevará tiempo es la construcción del estado. Pero han conseguido el objetivo. Va a haber nuevos combates si los yanquis insisten y aumentan su apoyo. Recuperar Mariupol, con salida al mar, es importante, simbólicamente también lo es recuperar Slaviansk para honrar la memoria de los resistentes caídos. Las milicias lo tienen en mente.


    Rusia considera casus belli que la Otan suministre armas de guerra a Kiev. No puede permitir una masacre del pueblo de Novorrosiya. Nadie lo aceptaría. Seguro que los convoys de ayuda humanitaria llevaban algo más que ayuda humanitaria, lo que es lógico. 


    El Ministro de Defensa ha pedido a Putin que obligue a los Gobernadores regionales a realizar ejercicios militares durante dos semanas sobre movilización de personal por si estalla una guerra.

    El 10 de diciembre entra en vigor en Rusia una medida insólita. Se tomarán las huellas y fotografías a la entrada a todos los visitantes (23 millones al año). Tiene por objetivo el terrorismo, pero el motivo real es controlar a los espías extranjeros que entran con pasaporte falso y falsos miembros de ONGs. Los soldados ya no pueden acudir a los cuarteles con “Iphones”.

    Las auditoras internacionales ya no pueden auditar a empresas estatales rusas relacionadas con el complejo militar. CNN ha anunciado que el 31 de diciembre cesa sus emisiones en territorio ruso.

    El jefe del complejo militar ruso ha dicho que el armamento ruso es la principal “herramienta de resolución de controversias” y que con la Otan y occidentales hay que tratar “con puño de hierro en guante blanco”. https://www.youtube.com/watch?v=Y-VPO-5T69I

    Muy mal pintan las cosas para todos si EE.UU insiste en su agresividad contra Novorrosiya. Obama ya es historia, pero es posible que en su tramo final cometa una equivocación entregando armas ofensivas a los nazis. Donbass no puede caer porque luego se situarían cerca de Crimea. Nos podríamos acercar a una situación muy peligrosa, especialmente en Europa.

    Pese a las tensiones, el gran objetivo de la política rusa en tiempos de paz sigue siendo el desarrollo de una arquitectura financiera internacional al margen de EE.UU.
    Sin hacer ruido y tejiendo relaciones de cooperación comercial y política con muchos países, Rusia y China van a reventar suavemente el eje FMI, Banco Mundial, Fondos buitres y los préstamos a países que conllevan privatizaciones y recortes de servicios públicos.

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  2. ¿Qué opinas de que Putin financie a la extrema derecha europea?

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